Los Antidepresivos Inhibidores Selectivos De Recaptura De Serotonina (ISRS, ISR-5HT)

Tratamientos Farmacológicos Antidepresivos

Para conocer a fondo los antidepresivos debemos saber que hay muchos tipos. Finalmente, has de saber que, al antidepresivos.net/luvox usar psicofármacos, pueden aparecer otras complicaciones de tipo físico. Este tipo de antidepresivo actúa concretamente sobre el déficit de serotonina. Sin embargo, a partir de los años noventa, los investigadores comenzaron a comprender que la depresión era mucho más complicada y que la serotonina tan solo desempeñaba un papel nominal. Aquí se encuentran Tranilcipromina, Moclobemida, que pueden generar mareos, dolor de cabeza, boca seca, náuseas, insomnio. Sobredosis: síntomas anticolinérgicos (retención urinaria, boca seca, taquicardia, inhibición motilidad gastrointestinal…). Sobre todo se reducirá un aumento significativo de los géneros Eggerthella, Sellimonas, Lachnoclostridium y Hungatella en personas con síntomas depresivos agudos. Debe mencionarse que el tratamiento antidepresivo puede no remediar por completo los síntomas depresivos: más de 70 % de mujeres tratadas con fluoxetina, paroxetina o sertralina tuvo una calificación mayor de siete en la Escala de Hamilton de Depresión. Si atendemos a la primera circunstancia, es decir, a ocasionar menos efectos indeseables, tendríamos que descartar a los antidepresivos tricíclicos y particularmente a la amitriptilina. La imipramina y la nortriptilina solo pasan a la leche materna en mínimas cantidades, por lo que suelen ser los tricíclicos que se recetan si usted está amamantando.

Aunque son un poco menos potentes que los ISRS, presentan menos efectos secundarios sobre todo en el terreno sexual. Los medicamentos homeopáticos son una opción que puede usarse como complemento de un tratamiento para la depresión, no obstante, estos no reemplazan los medicamentos recetados por el médico. En general, se dice que los antidepresivos reducen la angustia, mientras que los ansiolíticos tranquilizan. Una gran diferencia entre ambos tipos de medicamentos es que los antidepresivos no son adictivos y, en general, no provocan síndrome de abstinencia (o bien éste es muy leve), mientras que los ansiolíticos sí lo son, por lo que su consumo durante un periodo de tiempo prolongado puede ser peligroso: es frecuente necesitar aumentar la dosis para obtener el mismo efecto, y sí provocan síndrome de abstinencia al interrumpir el consumo. A diferencia de los antidepresivos tricíclicos, este tipo de fármacos presenta pocos efectos secundarios que además desaparecen en pocas semanas, siendo los más habituales náuseas, inquietud y cefaleas. Funcionan evitando que nuestras neuronas recolecten la serotonina demasiado pronto, una sustancia que viaja por el cerebro y que se asocia al equilibrio emocional. También incluídos dentro de los antidepresivos estarían los llamados inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina ( ISRS ) y dentro de éstos incluiríamos fluoxetina, paroxetina, sertralina, venlafaxina, fluvoxamina, zimeldina, citalopram, tianeptina y ritanserina6, 7. 1.2. FARMACOLOGIA Y FARMACOCINETICA Los efectos terapéuticos de los antidepresivos cíclicos son muy similares, pero su farmacología difiere considerablemente.

Son los más habituales, ya que presentan menos efectos secundarios. Cuando tomes un antidepresivo, informa al médico acerca de cualquier otro medicamento, ya sea recetado o no, plantas aromáticas u otros suplementos que estés tomando. Complementa la terapéutica antidepresiva y puede combinarse con medicamentos antidepresivos y otros psicofármacos. Se trata de fármacos que se han utilizado en el tratamiento de otros cuadros psicológicos como el tabaquismo. Tan solo durante los últimos meses, una vez comenzada la pandemia por coronavirus, los medicamentos de tipo ansiolítico o antidepresivos, empleados normalmente contra patologías del sistema nervioso, se han vendido entre un 10 y 15 por ciento más, algo que, según el Consejo General de Colegios Oficiales de Farmacéuticos, probablemente pueda reflejar el impacto emocional que ha tenido la COVID-19 tanto en la población general como en los pacientes afectados o los propios profesionales sanitarios. Si bien su popularidad está en aumento, habiendo aumentado un 15% su consumo a raíz del confinamiento según el Consejo General de Colegios de Farmacéuticos, solo están recomendados para depresiones severas y siempre combinándose con terapia psicológica. Ahora, en plena pandemia, el consumo de este tipo de medicamentos vuelve a dispararse. Una de las tendencias más preocupantes de los últimos años en materia de consumo de fármacos en nuestro país es el aumento del uso de antidepresivos y ansiolíticos.

Los antidepresivos se toman en la vida real durante meses e incluso años y muy pocos ensayos clínicos controlados han investigado los efectos a largo plazo. Es un fármaco de una buena tolerancia en los pacientes ancianos y en el tratamiento de largo plazo. El problema viene cuando el paciente que tenemos enfrente, no es que se encuentre afectiva o emocionalmente alterado por causa de su proceso doloroso crónico, si no que tiene una auténtica depresión, un cuadro clínico moderado o grave que si evaluamos con las escalas pertinentes puntúa de manera clara en ítems diversos somáticos o emocionales. Estos actúan inhibiendo la enzima monoaminoxidasa, encargada de metabolizar las aminas biogénicas (recuerda que estas son la noradrenalina, serotonina y dopamina). Son medicamentos que contienen Nefazodona o Trazodona. En esta categoría los principios activos más conocidos son Fluoxetina, Paroxetina, Citalopram, Sertralina y Fluvoxamina. Zoloft (Sertralina) también es una de las marcas más comercializadas, y se prescribe para el tratamiento de la depresión, el trastorno obsesivo-compulsivo y para el trastorno de angustia con y sin agorafobia. Andaba en un estado de angustia todo el día, todos los días, convencida de que me estaba enloqueciendo y que acabaría en un hospital psiquiátrico. Algo similar ocurre con Lexapro (Escitalopram), que se usa sobre todo para el tratamiento de los trastornos depresivos, trastorno de angustia con y sin agorafobia, fobia social, trastorno de ansiedad generalizada y trastorno obsesivo-compulsivo.

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